VINO: EMOCIONES
Y SENSACIONES
La cata del vino no solo es una búsqueda de defectos y virtudes que nos permitan
clasificarlo cualitativamente en relación con otros, sino también un
descubrimiento de sensaciones y emociones, tanto fisiológicas como culturales.
Por
eso siempre me ha parecido empobrecedor establecer parámetros matemáticos,
reducirlo a unas cifras que se le cuelgan a la botella, a la bodega, al enólogo
y a la zona, y que afectan a su reputación, precio y aprecio durante
bastante tiempo.
La
cosas hay que tomarlas de quien vienen. Algunos jueces-catadores tienen menos
categoría que el vino que enjuician, pero cuando el fenómeno se hace global y
universal, se multiplican los efectos de la comunicación y sus efectos y
consecuencias son preocupantes para las bodegas y el sector.
Y
empezando por la dificultad para emitir este juicio imparcial pues no hay parámetros
(leyes) para definir una sensación-emoción más que los subjetivos, referidos
al momento y circunstancias. Por ejemplo, se habla del dolor producido por un cálculo
nefrítico y se asemeja al de un parto múltiple. Un placer inmenso con un
orgasmo, o un susto de muerte. Una angustia que te oprime el pecho y un gusto
inenarrable, inconmensurable que te derrites".
Para
eso están hechas las palabras, para expresar, calificar y clasificar. Tenemos en
el vocabulario miles y miles de ellas para describir las sensaciones y emociones
que nos produce un vino, sin tener que recurrir mucho a la jerga especializada
del enólogo-enófilo.
Los
sajones, a fuerza de ser prácticos, simplificadores y sintéticos, están
aplicando el sistema por puntos, reducen a una cifra todo el trabajo de una
casta de viti-vinicultores, y esto empobrece el juicio. Y lo hace
sospechoso al realizarse bajo la atribuida infalibilidad de un único Juez
Universal para todos los vinos.
Un
vino, sea como sea, merece como cualquier encausado, por lo menos un juicio
justo, con audiencia pública, letrado defensor, fiscal acusador y juez, y una
sentencia justificada y fundamentada, con las circunstancias y propósitos de
futuro, que explique sus antecedentes y juzgado con objetividad, parámetros y
leyes internacionales conocidas.
Todos
los amantes del vino tenemos pues que procurar, que no se empobrezca en juicio y
seamos todos parte de ese Juicio Universal, como partícipes de la calificación
y clasificación de nuestros vinos. Y la sentencia, además de justa, sea
justificada, explicada en palabras inteligibles y no se reduzca sólo a una
pobre cifra matemática. Todos somos Fuente Ovejuna, y no digamos que en vinos
no sabemos hacer justicia, pues "...tan bien como el Rey hebreo la hizo Sancho
el escudero y el villano Pedro Crespo".
José Posada
FIJEV Writer