ELEGÍA POR D. FRANCISCO LÓPEZ CAPONT

Con las hojas del otoño lloramos los amigos su desaparecida caballerosidad, su generosa disponibilidad a todos y para todo, su clara mente analítica y su profundo conocimiento del Mar y la Pesca.

Trabajó intensamente, D. Francisco, en Tecnologías Pesqueras, dentro de la Universidad de Santiago y fue colaborador de la FAO, como enviado destacado en numerosos países. Chile guarda un magnífico recuerdo de su asesoramiento, y allí se casó e inició su familia, pero todas las costas marítimas de la tierra tenían algo para él, de conocidas, clasificadas y exploradas.

Era una gloria disfrutar de su conversación y profundos conocimientos, tanto de su especialidad, como, por relación y aproximación lógica, a cualquier otra consulta o idea que podía surgir. Al tener una base tan firme y amplia sobre todo, podía dar un consejo, basado en experiencias similares, estudios leídos o viajes acumulados; cicatrices vitales en fin, que suponían un enorme bagaje humano para cualquier situación.

Escribió innumerables libros y artículos sobre y acerca la pesca y en todas las bibliotecas tenemos sus amigos títulos como el "Cheftel" Ingeniería de los Alimentos, traducido por él, como el último "Diccionario Técnico Pesquero", editado por Caixa Pontevedra.

Supo encontrar el genio en el trabajo, y comprendió que la inspiración se busca, no es casual. Fue por ello, un honrado y esforzado trabajador de la mar, desde sus investigaciones y escritos. Respetado asesor personal de varios Ministros de Pesca Sudamericanos, nunca fue profeta en su pueblo, en donde bien merecería una calle a su nombre, en las orillas de la Ría.

Las conserveras, cultivadores y pescadores tienen una deuda con él y se oyó su voz clamando inútilmente, como Quijote, contra las absurdas regulaciones e inútiles legislaciones de burócratas que intentaban justificar su puesto en artificiosas "consellerías". Catedrático de Tecnología Pesquera, fue instructor y constructor de una generación que pasó de la gamela y la ardora a los congeladores de alta mar y buques factoría.

Su vida no ha sido vana, deja simiente en discípulos, familia, y miles y miles de amigos que en los cinco continentes le recordamos, como hidalgo bueno y generoso, algo incomprendido, y un tanto intolerante con aprovechados, estúpidos y mediocres. Que la Tierra te sea leve y mar y sus "peixes" te echarán de menos.

La Irmandade dos Vinhos Galegos se siente muy honrada por haber tenido entre sus componentes vivos a D. Francisco López Capont, y pasa a seguir siéndolo "ad Memoriam".

Dedicamos un cariñoso y emocionado recuerdo a su paso por nuestra Galiza eterna y brindamos ahora y brindaremos en nuestros encuentros a su imperecedera honra, gloria y memoria.

¡Sursum Corda!